El otro día estuve en una Parroquia muy pequeñita… 50 metros
cuadrados… que maravilla… los asientos… sillas plegables… al principio me llamo
la atención… pero finalmente me resulto seductor. Todo era sencillo, muy
sencillo… y grande solo había lo principal… Dios.
Me llamo la atención por lo distinto, simplemente… y es que
Dios se manifiesta de esta manera… sencillo, claro, directo… humilde. Todas las
Misas son grandes, pero esta me supo distinta… me sentí seducido.
Referencias:
Catecismo de la Iglesia Católica pinche aquí
2742 “Orad constantemente” (1 Ts 5, 17), “dando gracias
continuamente y por todo a Dios Padre, en nombre de Nuestro Señor Jesucristo”
(Ef 5, 20), “siempre en oración y suplica, orando en toda ocasión en el
Espíritu, velando juntos con perseverancia e intercediendo por todos los santos”
(Ef 6, 18).“No nos ha sido prescrito trabajar, vigilar y ayunar
constantemente; pero sí tenemos una ley que nos manda orar sin cesar” (Evagrio
Pontico, Capita practica ad Anatolium, 49). Este ardor incansable no
puede venir más que del amor. Contra nuestra inercia y nuestra pereza, el
combate de la oración es el del amor humilde, confiado y perseverante.
Este amor abre nuestros corazones a tres evidencias de fe, luminosas y
vivificantes:
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