Probablemente esta pueda ser la entrada de la que me siento más satisfecho de haber realizado en este blog.
La grabación es de la oración de un Santo, el Padre Arrupe Prepósito General de la Compañía de Jesús entre 1965 y 1983.
Esta oración suya bien puede haber nacido en un momento de oración como el que se refleja en la grabación:
No hay nada más práctico que encontrar a Dios.
Es decir, enamorarse rotundamente y sin ver atrás.
Aquello de lo que te enamores, lo que arrebate tu imaginación,
afectará todo.
Determinará lo que te haga levantar por la mañana,
lo que harás con tus atardeceres,
cómo pases tus fines de semana,
lo que leas, a quien conozcas,
lo que te rompa el corazón
y lo que te llene de asombro con alegría y agradecimiento.
Enamórate, permanece enamorado, y esto lo decidirá todo.
P. Arrupe
Referencias:
Catecismo de la Iglesia Católica pinche aquí
826 La caridad es el alma de la santidad a la que todos están llamados: "dirige todos los medios de santificación, los informa y los lleva a su fin"
Lo recuerdo cuando vivía. Sufrió muchas incomprensiones, propias de las almas que se entregan a Dios.
ResponderEliminarGracias por tu post. Un fuerte abrazo
Hola Ángel,
ResponderEliminarEfectivamente, una vida de plena manifestación de Dios. Muchas gracias por tu visita.
Un abrazo,
Jorge Gallego
Los hombres de Dios solo dan sabor a DIos y son portadores de su amor Gracias un saliudo
ResponderEliminar¡Qué preciosidad de oración! No lo conocía -una que es así de torpe-, ni la oración, muchas gracias. Por lo que veo, es un gran testimonio.
ResponderEliminarUn abrazo, Jorge
Jorge, no sé por qué, pero no puedo dejar un comentario en la entrada nueva que has hecho, pincho y no sale el cuadradito para hacerlo, así que lo hago aquí:
ResponderEliminar¡FELIZ PASCUA! ¡CRISTO HA RESUCITADO!
Cuánto tiempo sin leer nada tuyo, muchas gracias. Y muchas gracias por tu comentario en mi entrada. Espero que estés bien. Reza por mí.
Un abrazo.
Tienes toda la razón Lourdes.
ResponderEliminarGracias por tus comentarios Patricia, Feliz Pascua a ti también.
Abrazos,
Jorge Gallego