sábado, 1 de junio de 2019

El Camello, el Rico y el ojo de la aguja


Mc 10, 25: Él (Rico) le contestó: Maestro, todo eso (lista de mandamientos) lo he cumplido desde mi juventud. Jesús lo miró con cariño y le dijo: Una cosa te falta: anda, vende cuanto tienes y dáselo a [los] pobres y tendrás un tesoro en el cielo; después sígueme. A estas palabras, frunció el ceño y se marchó triste; pues era muy rico. Jesús mirando en torno dijo a sus discípulos: Qué difícil es que los ricos entren en el reino de Dios. Los discípulos se asombraron de lo que decía. Pero Jesús insistió: ¡Qué difícil es entrar en el reino de Dios! Es más fácil para un camello pasar por el ojo de una aguja que para un rico entrar en el reino de Dios.

Hay muchas ocasiones en donde este pasaje crea muchas controversias (a la mente se vienen fácilmente)

El texto indica: "Qué difícil es que los ricos entren en el reino de Dios", pero difícil, no quiere decir imposible

Hubiera sido deseable que se hubiera escrito: "Qué difícil es que al que hace mal uso de los bienes que tiene entre en el reino de Dios"

Por lo tanto se entiende que el pasaje va enfocado hacia la persona apegada o condicionada por las riquezas

Y se me ocurrió escribir sobre esto hace unas fechas cuando vi esta foto sobre un tesoro recientemente encontrado:


Bueno pues en esta foto también podemos poner lo que materialmente más valoramos a día de hoy

Y llegará el momento en que lo que materialmente más valoramos a día de hoy, valdrá lo que vale el metal/mineral de lo que está hecho. Por el simple hecho de que está muerto

Por el "tesoro" que se ve en la foto, hay quien hubiera matado, o habrá matado. E incluso Imperios han movido Humanidades injustamente por el mero valor del peso del mineral con el que están hechas las monedas

Si lo que materialmente más valoras; un día tendrá la apariencia del antaño de esta foto, ¿Qué será aquello de inmenso Valor que siempre perdura y permanece nueva, y que contiene el valor de nuestra Vida? 

El ALMA

Continuará...

Referencias:

Catecismo de la Iglesia Católica pinche aquí

1723 La bienaventuranza prometida nos coloca ante opciones morales decisivas. Nos invita a purificar nuestro corazón de sus malvados instintos y a buscar el amor de Dios por encima de todo. Nos enseña que la verdadera dicha no reside ni en la riqueza o el bienestar, ni en la gloria humana o el poder, ni en ninguna obra humana, por útil que sea, como las ciencias, las técnicas y las artes, ni en ninguna criatura, sino sólo en Dios, fuente de todo bien y de todo amor:

Cardenal John Henry Newman: El dinero es el ídolo de nuestro tiempo. A él rinde homenaje “instintivo” la multitud, la masa de los hombres. Estos miden la dicha según la fortuna, y, según la fortuna también, miden la honorabilidad... Todo esto se debe a la convicción de que con la riqueza se puede todo. La riqueza por tanto es uno de los ídolos de nuestros días, y la notoriedad es otro... La notoriedad, el hecho de ser reconocido y de hacer ruido en el mundo (lo que podría llamarse una fama de prensa), ha llegado a ser considerada como un bien en sí mismo, un bien soberano, un objeto de verdadera veneración. (Newman, mix. 5, sobre la santidad).

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